Hoy he estado hablando con Maite. La conozco desde hace
bastante tiempo, pero nunca antes habíamos tenido una conversación así tan
íntima, por decirlo de alguna manera. Hablando de temas generales, como suele
ocurrir en ese lugar que visito varias veces al año y donde la suelo encontrar,
nos hemos ido desviando hacia un tema muchísimo más interesante y por eso me
apetece escribirlo, porque Maite es una de esas personas que hacen que este
mundo sea un poco mejor.
A la perrera municipal llegan cada día unos cincuenta
perros. Algunos de ellos han sido abandonados y recogidos en la calle, otros
son directamente llevados allí por sus dueños para que alguien se deshaga de
ellos a sus espaldas, como si no supieran los dueños el final que les espera en
la perrera. Para quien no lo sepa, yo lo he aprendido hoy, la diferencia entre
la Protectora de Animales y la Perrera es que en esta segunda los perros que no
son reclamados por sus dueños en quince días son sacrificados, los que son
llevados allí por los dueños no tienen ni siquiera quince días… ya se sabe que
nadie los va a reclamar.
Todo el que me conoce sabe el poco cariño que profeso a los
animales, muy especialmente a los perros. Pero eso no quita que no sea sensible
ante estas situaciones que me parecen, cuanto menos, vergonzosas. ¿Quién
abandona un cachorro que compró por 1000€? Pues una persona irresponsable que
lo mismo se compra un perro que se compra un bolso y se deshace de él tan
pronto se cansa. ¿Nos olvidamos que los perros son seres vivos? Pues parece que
hay mucha gente que no tiene en cuenta eso, que no lo sabe…
Existe una asociación que se encarga de buscar dueños en
adopción a esos perros que tienen los quince días de gracia, pero claro, muchos
de ellos son cachorros que enferman nada más llegar a la perrera, o han sufrido
malos tratos y necesitan que se les curen las heridas, o están muy débiles y
hace falta que alguien les dé de comer adecuadamente durante unos días. Pues
bien, hay gente que se compromete con esta asociación a acoger temporalmente
perros en ese estado mientras transcurre el proceso de adopción, que por lo que
se ve no es llegar a un escaparate y coger al perro que más te guste, sino que
requiere una serie de trámites que se alargan en el tiempo.
Maite es una de estas personas. Le encantan los perros, pero
sabe que no tiene tiempo para hacerse cargo de un perro permanentemente. Su
amor a los animales la lleva a hacer este tipo de acciones, acoger
temporalmente en su casa perros que necesitan ciertos cuidados mientras se les
busca familia adoptiva. Desconocía que había gente que se presentaba voluntaria
al acogimiento de perros, y ha sido una sorpresa muy grata para mí conocer a
alguien que esté tan comprometida con este tema.
Quizás si los mismos trámites que se necesitan para adoptar un perro se les exigieran a las personas que los compran, incluyendo examen
psicológico y aptitudinal para hacerse cargo de otro ser vivo, habría muchos
menos perros abandonados en las calles o en las perreras. Quizás esto mismo se
podría aplicar a los que quieren ser padres, y como queda fea la comparación en
este post, quizás otro día le dedico un
rato al “carnet de padre” o “madre”, no se vaya a ofender nadie.
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