martes, 13 de noviembre de 2012

Mangostino = Mangut = Mangosteen

Las propiedades de esta deliciosa fruta son incontables. La más deliciosa de todas las que he probado por estos lares. Con un "very delicious" la definiría en mi incorrecto inglés.
 
                                                   
 
En Camboya es fácil de encontrar, en Tailandia no tanto y no sé aún el motivo. En Camboya es una fruta cara, unos 2€ por kilo. En Tailandia muy barata, no llega al euro/kg. Dicen que Tailandia exporta muchos manguts a sus países vecinos y que en estos otros países se encarece el precio de esta fruta sólo por el hecho de llevar el sello tailandés. Se ve que el mangut de Tailandia tiene prestigio.
 
Mangut es su nombre tailandés, Mangosteen es el nombre inglés con el que se la llama en Camboya, Mangostino es el nombre que yo le he puesto.
 
Se vende en fruta, en zumo, en pastillas de jabón... todo vale para que el ser humano pueda aprovecharse de las múltiples propiedades de este manjar. No sé cuánto de verdad hay en esto, pero lo que sí se es que he demostrado sobre mí misma empíricamente que el mangostino tiene propiedades curativas, al menos a mí me ha quitado la dermatitis que traía de España y que no tenía manera de controlar. Aquí, lavándome cada día la cara con jabón de mangut no tengo ningún rastro de dermatitis... Al ser esta enfermedad de origen nervioso, supongo que también influye el hecho de que en Tailandia lleve una vida muy relajada...y en definitiva, placentera.
 
Copio literal lo que dicen en las "webs expertas" sobre mi fruta favorita:

En pruebas de laboratorio, el extracto del mangosteen ha mostrado tener la capacidad de detener el desarrollo de ciertas bacterias y hongos. Un estudio en especial ha mostrado que inhibe el crecimiento de la bacteria que causa el acné.También hay pruebas de laboratorio que han mostrado actividad en la que demora el crecimiento de células cancerígenas.
Por su parte, también en pruebas de laboratorio, el contenido de la corteza del mangosteen ha mostrado ser capaz de reducir el riesgo del crecimiento de células cancerígenas en el intestino.
En la medicina tradicional del sureste de Asia es usado como antibacterial y antipirético. El ácido hidrocítrico que contiene la pulpa y la corteza actúa como inhibidor de la lipogénesis, lo cual previene el exceso de colesterol.
Además, estimula los recibidores de glucosa del hígado, lo que produce la sensación de llenura al comer y se usa contra la obesidad.
También ayuda al balance microbiológico, al sistema inmune, la flexibilidad de las articulaciones y la agudeza mental.
 

¡Ahí queda eso!

Quitándome el mono de teatro en Phnom Pehn

Una de las cosas que más echo de menos de Málaga es su oferta cultural, y eso que tampoco es que Málaga sea Madrid o Barcelona en cuestiones culturales, pero desde luego lo es mucho más que Khon Kaen, donde no existe un teatro con una programación regular.
 
Mi visita a Phnom Pehn me trajo una gran sorpresa, poder ir al teatro, a un teatro impresionantemente grande donde pude disfrutar de un espectáculo digno de ser presentado internacionalmente, en el que la belleza estética, la cuidada escenografía y la profesionalidad de los actores contrastaba con el escaso público congregado para ver el espectáculo. Había más actores que personas en el graderío...Algo fácil de entender si se conoce la historia reciente de Camboya.


 

La obra-musical me encantó. Tuve suerte que el espectáculo estuviera plagado de canciones, danzas y bailes, porque mi dominio de la lengua khmer es nulo y no me hubiera enterado de nada si se hubiera tratado de una obra basada en el guión.


Para ayudar a comprender las escenas que se presentaban, dos enormes pantallas mostraban textos en inglés y en chino explicando de qué iba el asunto. Es de agradecer que, a pesar de haber un público tan poco numeroso ,se preocupen de que todos los allí presentes entiendan lo que pasa en el escenario.
 
Más aún, al finalizar la obra, los actores se prestan a hacerse fotografías con todo el que quiera y pude ver como agradecen con sinceridad que la gente se les acerque y les dé la enhorabuena por tan magnífico espectáculo.
 
 
 
El precio: 2$ para los camboyanos, 9$ para todo el que no tenga cara de camboyano aunque esté viviendo en Phnom Pehn y no sea turista. En cualquier otro lugar, en Málaga por ejemplo, un espectáculo de estas características me hubiera costado por lo menos 100€, aunque no hay teatro en Málaga que pueda albergar un espectáculo de tales dimensiones y con una escenografía tan espectacular que incluía un río de agua real en algunas escenas.

 
Es una pena que profesionales de esta categoría no tengan la oportunidad de ser conocidos por mucho más público. También es una pena que todo aquel que no haya estado en Camboya no haya podido disfrutar de este espectáculo que además te da la oportunidad de conocer parte de la historia del país. Mientras en España reinaban los Reyes Católicos, también estaban pasando otras cosas en el mundo, aunque a nosotros poco de eso se nos haya contado... 

 

Angkor Wat

¿Merece la pena soportar más de 30º durante unas cuatro o cinco horas para visitar estos templos? ¡Sin duda! Así que mejor ir bien protegido porque si no el sol hará estragos en tu piel....

A los templos de Angkor se puede llegar fácilmente en tuk-tuk desde cualquier punto de Siem Reap. Por unos 5€, el conductor te llevará a los templos y si además quieres que esté todo el día contigo para que te lleve de un templo a otro y evitarte la caminata (cosa altamente recomendable dadas al altísimas temperaturas) no te costará más de 14€. Pagar ese precio por tener a tu disposición una persona que, además de llevarte de un lugar a otro, también te aconsejará qué templos ver o desde dónde puedes hacer las mejores fotos, sale muy a cuenta.

Lo más impresionante de los templos, al menos para mí que no soy experta en arquitectura o historia khmer, es la ubicación. Una selva auténtica e impresionante rodea este gran complejo de templos que sorprenden por su llamativa estructura y por los cuidados detalles de los muros. La llegada emociona, abriéndose camino por un sendero repleto de árboles gigantescos, el tuk-tuk te lleva directamente al primero de los templos. Los reflejos en el agua lo engrandecen.

La entrada a los templos, 15€ y con foto identificativa, te permite ir al anochecer del día que la compras y también el acceso durante todo el día siguiente.

La visita es cansada, sobre todo por la calor y por las grandes distancias que hay que recorrer para visitar cada uno de los templos. Pero finalmente te sientes satisfecho, por haber conocido la 8ª maravilla del mundo, apreciar desde más cerca la historia khmer y ser consciente de la grandeza de estos templos, que si estuvieran en cualquier otro lugar, probablemente habrían perdido el encanto y estarían rodeados de hoteles que habrían destruido la selva. Por suerte, en Camboya esto no es así, y el entorno natural se sigue manteniendo. Sólo algún puesto de fruta o bebidas frescas rompe la hegemonía del lugar, pero sirven para que sobreviva el visitante, por lo que se agradece que estén allí.






 

Phnom Pehn - Siem Reap, un camino lleno de sorpresas

Según las guías de turismo, es un delito ir a Camboya y no pasarse por los templos de Angkor. Pues bien, siguiendo este buen consejo me dirigí a Siem Reap, la ciudad donde se encuentra Angkor Wat, esos impresionantes templos en medio de la selva.

El camino entre Phnom Pehn y Siem Reap se puede hacer de varias formas: en barco, en avión, en autobús y quizás en tren. La manera más rápida y cómoda es en avión, por supuesto. Menos de una hora de vuelo separan estas dos ciudades. Sin embargo, elegir el avión para recorrer este trayecto tiene un gran inconveniente, que te pierdes toda la belleza del recorrido.

Viajar en autobús a Siem Reap te permite conocer la Camboya rural, a la que yo también llamaría "real". La humildad de los hogares rurales camboyanos queda a la vista del viajero desde la ventana del autobús desde donde se divisa la alternancia de paisajes de arrozales con pequeñas aldeas de casas de madera. Además, desde esa ventana que parece mágica, se le da permiso al viajero para que pueda observar la vida de las gentes de Camboya, ver como los niños juegan, como los mayores conversan alrededor de una mesa de madera, como las señoras tienden la ropa o como guardan comida en unos almacenes naturales parecidos a los hornos de carbón andaluces. Todo esto te lo pierdes si vas en avión y merece mucho la pena. A cambio tienes que pagar un alto precio, no económico, ya que el billete de autobús cuesta unos 12€, pero tu espalda y tus riñones sufrirán los traqueteos del camino por el que va pasando el autobús. Nada de carreteras asfaltadas entre las dos ciudades más importantes de Camboya, sólo hay caminos de tierra llenos de boquetes que se inundan cada vez que caen cuatro gotas y que, por guardias de tráfico, se pueden encontrar niños que le indican al conductor las zonas más profundas de la carretera para que las intente evitar... sólo las intente... porque con el intenso tráfico, esta tarea es misión imposible.

Camboya es otro mundo, y como muestra de ello aquí dejo algunas fotos del recorrido entre Phnom Pehn y Siem Reap.